10.31.2013

31 de Octubre

A veces, cuando tengo tiempo, corro tan deprisa que me ahogo, e imagino que me estás mirando tumbado en la cama, diciendo “Deja el tabaco”. Sabes… a veces me gustaría que me cerraras la boca. He hablado demasiado. Hemos implicado a demasiadas palabras vacías como para echarnos atrás, y eso que estamos a uno. Conoces mis debilidades, tienes ventaja, pero yo tengo tiempo. La inexactitud de los puntos en los que nos reencontraremos nos ha dejado perdidos en Octubre, y ya no son 31 los días que hemos corrido, seguramente llevaremos 32. La conversación: – Mi vida… – Estás muerto.

Que me des un beso de buenas noches, y me tapes como si acabara de morir. Como si tú no hubieras sido la pistola, ni yo el suicida. Madrugar para asegurarme de que sigues soñándome y estés despierto jugándosela al frío. Sonrías y te hagas el dormido. Te pregunte y caigas rendido, en mis brazos. Me dejes perder la cordura en tu pelo, y te diga “Te quiero” donde no puedes escuchar nada, y lo escuches y susurres un “yo también”.

Te duermas entre mis piernas, y perdamos el Oeste para que nunca amanezca.