Hablan por sí solos cada vez que tu cara se sonroja, glaucos espejos de la realidad en la que lidian, manantiales de lluvia sentimental abrupta y quebradiza. Luces en la penumbra, penumbra bajo el sol. Escuchan la banda sonora cuando el resto solo ven la película, desarmadores de verdades a medias y foco de la mía. Insensatos, adictos a la curiosidad, pequeños en la inmensidad, grandes en lo absoluto. Desafiantes, incluso. A veces, sonrojantes de mi cara.